Cuando empecé mi formación como profesora Montessori y vi una biblioteca en cada aula durante mis prácticas, mi asombro no pasó desapercibido para mi formadora. «Bueno, en eso nos diferenciamos de las escuelas convencionales que se basan en tabletas y ordenadores. No nos conformamos con que nuestros alumnos comprendan textos escritos y sean capaces de aplicar los conocimientos adquiridos en función de sus objetivos. Si entendiéramos la «lectura» en términos puramente instrumentales, ya habríamos perdido la competición con la IA. Queremos que nuestros hijos formen parte del 20% que no sea sustituible por la IA en el futuro, sino que siga desempeñando una tarea en la sociedad.»
Asentí con aprobación: «Es bien sabido que la lectura entrena la competencia lingüística, el pensamiento y la imaginación, de modo que los alumnos lectores son per se los mejores alumnos, que además tienen más posibilidades de éxito en sus estudios.»
«¿Por qué no te sientas ahora en mi clase?
Ahora mismo estamos leyendo, interpretando y pintando los Cuentos de Hadas de Grimm».
Cuando entré en el aula, los alumnos de 9 a 12 años estaban colocando sus cuadros en la pared. Su profesora sostenía un telescopio en la mano y les explicaba que podía utilizarse para observar galaxias lejanas, pero que todo el mundo también llevaba un telescopio así dentro, es decir, su imaginación, que podía permitirles mirar en lo más profundo de su alma: «La última vez miramos el cuento «La Cenicienta» con el telescopio y ¿qué descubrimos? ¿Quién quiere explicar su imagen?».
Un cuadro mostraba a la madrastra y a sus hijas con su mundo de apariencias egocéntricas en la parte inferior de una mitad del cuadro; en la otra parte, arriba, mostraba a Cenicienta como una bola de luz, envuelta en ropas sucias, a la que una anciana de un túmulo le entregaba vestidos de fiesta y zapatos dorados: Esta es la Madre Tierra, todo sale de ella, y es mucho más poderosa que las mujeres orgullosas; por eso perecen», explicó el estudiante, «es como en ‘Blancanieves’, allí el comportamiento orgulloso de la madrastra la lleva a su destrucción». «
El profesor asintió con la cabeza y me comentó después de la clase: «¡La lectura y la imaginación son un acto creativo que conduce a un reino en el que la inteligencia artificial, con su realidad material, no puede seguirnos! El profesor de física puede explicarte que los físicos cuánticos los llaman neutrinos neutros, partículas primordiales, que son datos fuente del espacio de origen divino, y que nos enseñan el autoconocimiento y la responsabilidad en la creación de imágenes de pensamiento.»
Ajá, ¡así que ésta es la materia de la cual se hace la realidad a través de la lectura imaginativa!