La palabra «mindfulness» está en boca de todos, pero rara vez se conoce su verdadero significado y alcance. Aunque los budistas hablan del «camino consciente», en el que se mencionan la comprensión, el pensamiento, la palabra, la acción, el esfuerzo y la concentración correctos, ¿cómo podría ser esta actitud en la práctica?
Es un hecho poco conocido que la «Gestión de Recursos de Cabina de Mando» de la NASA imparte talleres de interacción consciente para pilotos y para el Control del Tráfico Aéreo porque quieren eliminar el error humano como causa de accidentes aéreos.
Forman a sus pilotos y controladores aéreos en conciencia situacional para que reconozcan los errores a tiempo, no permitan interpretaciones habituales de incidentes inesperados, sean siempre sensibles en su comunicación e interacción y respeten los conocimientos y habilidades de todos los interesados y no sólo los del oficial jefe. Al fin y al cabo, ser consciente significa centrarse intencionadamente en el momento presente en una situación compleja, y no juzgar (Asselmeyer).
¿No podríamos aprender de ellos cómo la plena atención y la presencia de ánimo a la hora de afrontar lo imprevisto pudiera convertirse en una característica positiva del sistema escolar, en el que el bienestar de todos esté en el centro?
Me sorprendió ver la actitud pedagógica a la que me refiero aquí en una fiesta medieval de primavera cerca de Madrid. Como muestra la foto de arriba, se trataba de un carrusel accionado mecánicamente por su operario. Saludaba éste a cada niño de forma muy amable, los subía a su asiento y los encadenaba con cuidado. Cuando todos los asientos estaban ocupados, echaba una mirada escrutadora a su alrededor y ponía en marcha el carrusel con su propia fuerza física para que empezara a girar, cada vez más rápido.
Los niños, entusiasmados, experimentaban la alegría de ser transportados por los aires de forma segura, bajo la atenta mirada del operario, que vigilaba en todo momento, tanto el buen funcionamiento mecánico como a los niños, para así poder reaccionar de inmediato ante cualquier imprevisto.
Cultura de Atención Plena Los profesores en su conjuntoenseñan de forma coherente y cuidadosa para optimizar medidas, actividades y procesos de forma que todos los aspectos de la calidad escolar puedan tenerse en cuenta y realizarse en el mejor sentido (Asselmeyer)
Esto requería una cierta habilidad de anticipación, es decir, poder reaccionar rápidamente ante lo inesperado, y también una capacidad de intervención, es decir, poder enfrentarse hábilmente a una situación imprevisible. Así, de alguna manera, demostró este operario cómo podrían funcionar las organizaciones de éxito, es decir, con conciencia de la situación, lo que requiere máxima concentración y presencia de ánimo.
Entonces, desde la consciencia atenta ante el momento inesperado se podrá avanzar a la consciencia atenta en el trabajo cotidiano y en la interacción con otros.
También podemos observar la actuación de un director de orquesta, que no sólo es consciente de la sinfonía a interpretar, sino que también irradia su presencia de ánimo a cada músico del conjunto y a los asistentes al concierto presentes en la sala, de modo que entre todos los músicos y su director surge en resonancia armónica el “nosotros” cooperativo, capaz de recrear una obra de arte musical. Trasladado a la escuela, el principio rector podría ser entonces la «atención plena» por todo y por todos.